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Series TV: Olive Kitteridge

Cuando un producto televisivo es basa en una novela de  la ganadora del premio Pulitzer Elisabeth Strout, estando respaldado por Tom Hanks y que cuenta con dos actorazos veteranos como Richard Jenkins (The visitor) y Frances McDormand, las posibilidades de éxito son muy altas, De hecho, esta serie  ha recibido multitud de premios (Dos Satelite Awards: mejor miniserie y mejor actriz y  el Premio del Sindicato de Actores: mejor actriz de miniserie) tanto a la dirección como a  los intérpretes.

Olive Kitteridge es una profesora de secundaria de trato difícil que está casada con Henry, un simpático farmacéutico que hace la vida a todos más feliz  sin importarle el qué dirán. Está miniserie cuenta la convivencia de ambos en el trascurso de 25 años.

La dirección ha corrido a cargo de  una experimentada cineasta como Lisa Cholodenko, recordada por Los chicos están bien, que ha tenido el difícil reto de adaptar una novela episódica que impide, bajo  mi punto de vista, sacarle el producto suficiente porque hay que deducir qué puedo pasar en esos años que no aparecen reflejados

Las interpretaciones son maravillosas porque, tanto por físico como por su talento, reúnen las cualidades necesarias para hablar de una pareja en su cotidianidad, tratando de demostrar las dificultades o problemas que genera la convivencia, incluidas las tentaciones para cometer o no una infidelidad.

El personaje más positivo  de esta serie es el de Richard Jenkins, pues nos hablan de unos valor es como los de la fidelidad, la mirada inocente y la capacidad para perdonar que algunos coinciden en considerar como pasados de moda. Sin embargo, esa forma de ser, con sus excesos  es la manera de mantener un matrimonio a flote, pues pase lo que pase es como una roca firme que resiste el golpeo de las olas. El personaje de McDormand representa al lado más negativo del ser humano, una persona inaccesible  y seca que puede o no que haga un acto generoso para devolverle el favor al que lo hizo en otro momento. Por cierto, Bill Murray está sensacional  y tiene algo que decir en toda esta historia.

Este producto televisivo es entretenido y, en general, demuestra el desencanto del día a día, mostrando con un planteamiento  nihilista como si no hubiera nada más allá del presente. Aunque parezca una ácida crítica al ciudadano de clase media americana, en el fondo, muy en el fondo, transmite una mínima llama de esperanza en el ser humano que arrepentido busca un cambio. La aparición de un niños en un momento concreto puede ser entendido como esos ángeles de la guarda que están cuando más se los necesita.

Víctor Alvarado

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