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Nocturama

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: jóvenes y adultos

Una mañana cualquiera un grupo de jóvenes de entre 18 y 21 años, de distinta procedencia social, comienzan a actuar como si siguieran un meticuloso plan, que culminará en una serie de atentados en la capital francesa. A la espera de que el desastre se desencadene, el grupo ha decidido pasar la noche en unos grandes almacenes, desde donde asistirán a una noche de terror.

Nocturama se presenta en el Festival de cine de San Sebastián, después de no poder haberlo hecho en Cannes, debido a la conmoción sufrida en Francia tras los atentados de Paris. No obstante, el guion estaba escrito mucho antes de los atentados y su director explica que en ningún momento ha pretendido relacionar la acción con el terrorismo yihadista.

De hecho, y aunque resulte inevitable para el espectador llevar a cabo dicha conexión, la película supera la representación del conflicto para introducirnos en un universo más simbólico y sensitivo, que invita al espectador a reflexionar sobre el modelo de sociedad occidental que hemos creado. Las brutales acciones de los protagonistas, que no se sostienen sobre razones demasiado definidas, evidencian la crisis de valores en Occidente y la falta de propuestas para resolverla.

Los personajes justifican la violencia contra una sociedad consumista ante la cual inconscientemente claudican. Así, el centro comercial en el que el grupo se atrinchera se erige como un potente símbolo de nuestra sociedad capitalista y sus valores, capaz de generar en los jóvenes rechazo y fascinación a partes iguales. Porque la realidad es que a pesar de la rabia que sienten, no pueden sustraerse de la atracción que sienten por todos los productos que les rodean y a los cuales, al menos por una noche, pueden acceder libremente, actitud que evidencia su propio fracaso.

La película está muy lograda desde el punto de vista cinematográfico. En muchos sentidos resulta espeluznante, si bien el director prescinde de escenas excesivamente duras, lo cual se agradece. La trama está bien tejida y cargada de tensión, y las interpretaciones son excelentes. La banda sonora, a cargo del propio Bonello, aparece como un complemento esencial a la historia, desde la versión de “I did it my way”, que encaja a la perfección en una de las secuencias más impactantes del filme, hasta la atronadora música con la que los personajes se aíslan de un mundo con el que pretenden acabar.

Nocturama se alzó en San Sebastián con el Premio SIGNIS. Su dureza y el terrible retrato que hace de la sociedad, son toda una invitación a pensar hasta qué punto los valores sobre los que se sostiene la nuestra civilización ayudan al hombre a desarrollarse con plenitud o si, por el contrario, están contribuyendo a su deshumanización.

 

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