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Verano en Brooklyn

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

Lo cotidiano en las relaciones humanas, que maduran con el trato y son capaces de superar encontronazos y posiciones distintas, se instalan en Verano en Brooklyn, la última película del director norteamericano Ira Sachs (El amor es extraño, El juego del matrimonio, The Delta…) que continúa su reflexión sobre la amistad y el amor que ya hiciera en otras, como la anterior El amor es extraño, de 2014.

Brian y Kathy Jardine se cambian de casa por motivos económicos y con ellos Jake (Theo Taplitz), su único hijo, un adolescente al que le resulta difícil hacer amigos. En su nuevo barrio, Brooklyn, conocerá a Tony (Michael Barbieri), de su edad y de gustos parecidos. La cercanía entre ambos se estrecha pues viven pared con pared con la tienda de costura de la madre de Tony, Leonor (Paulina García: Gloria, Bahía azul, Las analfabetas…), cuyo local era propiedad del padre de Brian, fallecido recientemente.

La relación entre los chicos se extiende y afianza gracias también a la sintonía entre los mayores, que tras un estupendo inicio se irá resquebrajando cuando la hermana de Brian, Audrey, persiga triplicar la subida del alquiler a Leonor, pues ambos hermanos son los herederos de los bienes del padre muerto.

Jake y Tony observan como sus respectivos padres se van distanciando por estas cuestiones, pero su amistad es lo más importante para ellos. Inseparables en aficiones (ambos ostentan una notable vena artística) y luchan por no “contaminarse” de las ambiciones de los mayores. Como su amistad es verdadera, proponen fórmulas para salir del atolladero.

Pero el planteamiento de ambos muchachos denostando a sus padres, les lleva también a cerrarse en su amistad y olvidarse de las necesidades de los aquellos. Así, Jake no considera la carencia de un trabajo habitual de su padre, actor con poco éxito, que obliga a que su madre, Kathy (Jennifer Ehle: El falsificador, Doble identidad, Robocop…) dedique largas jornadas de trabajo a su actividad.

Tanto ella como su marido están implicados en acompañar en la maduración de su hijo. Respetan y no aceleran su camino de crecimiento, al tiempo que le descubren sus necesidades personales y profesionales, como cuando Brian le increpa a su hijo por no felicitarle tras el estreno de la obra de teatro en la que asume el papel principal.

Es por esta trama de relaciones, por lo que en Verano en Brooklyn brilla el guion de Ira Sachs (homosexual reconocido) y Mauricio Zacharias, que se ensimisman con la relaciones humanas, las más cotidianas, y las recuperan de la banalidad con que son tratadas en muchas películas.

Como este ambiente superficial nos afecta a todos, les prevengo para que no caigan en el error de considerar intrascendente el filme de Sachs, como tuvo la tentación un servidor, e intenten introducirse en las escenas con los personajes.

 

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