Crítica:

Público recomendado: Adultos S 

Doña Clara (Aquarius) es un film brasileño de Kleber Mendonça Filho, que cuenta la historia de Clara, una mujer de 65 años, última residente de un particular edificio en una zona costera de Brasil. Una mujer carismática, con carácter, apasionada por la música y con una historia difícil.

La historia a seguir, pese a ser aparentemente sencilla, está llena de detalles complejos. Esta película nos lleva más allá de su propia trama: lo interesante se encuentra tejido entre las originales formas narrativas que explora.

Contando con un arsenal de bellas imágenes, un guion fresco y dinámico, acompañado de unas potentes interpretaciones que dan vida a personajes carismáticos, Doña Clara nos introduce en un interesante e intenso viaje acompañando la vida de su protagonista, y con ella, su historia y un pedazo de la de la zona en la que vive.

A través de una narración que va desgranándose poco a poco, sin dejárnoslo todo claro, descubriéndonos más y más detalles poco a poco, la película se estructura a través de escenas aparentemente cotidianas, algunas aparentemente anodinas, pero todas ellas cargadas de vida, y repletas de instantes fugaces, brillantísimos, que vibran con aire fresco.

Entre los temas que afronta la película se encuentra el paso del tiempo, con todos los cambios que pueda implicar: las nuevas generaciones, las nuevas educaciones, nuevas corrientes morales… Se permite, también, escenas de explícito contenido sexual, y algún momento que pueda resultar desagradable.

Doña Clara elabora un vivo retrato que explora mayoritariamente lo mundano, lo cotidiano, pero parándose en los distintos niveles de complejidad que se esconden detrás de la persona, hasta en lo más anodino.