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El último rey

Caratula de "El último rey"

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Es un hecho noticioso que nos llegue cine de Noruega y esto se convierte en un buen augurio si las próximas propuestas ostentan el mismo fuste de El último rey, del cineasta de aquel país Nils Gaup (En busca de la estrella de Navidad, Estrella del Norte, La cabeza sobre el agua…), director con un recorrido de más de una decena de filmes que viene haciendo desde finales de los 80.

Inspirada en hechos reales, narra sucesos ocurridos en el siglo XIII en el país nórdico, cuando la guerra civil arrasa todo y el rey da sus últimos estertores. En estas, los nobles y el pueblo están divididos: los que quieren acogerse a otra dinastía (Suecia, Dinamarca…) y los que reivindican al heredero del monarca, un bebé nacido fuera del matrimonio, escondido en un lugar.
Entre estos últimos están sus héroes, encarnados en Torstein (Kristofer Hivju: Uno tras otro, Operación Ártico, La cosa…) y Skjervald (Jakob Oftebro: Cuando despierta la bestia, Kon-Tiki…), dos granjeros que se convierten en soldados para defender al niño de quienes desean matarle.

Esta película de época está bien rodada en escenarios naturales de amplios parajes nevados donde tienen lugar persecuciones en esquíes, cuyos protagonistas manejan con un solo palo regateando obstáculos y saltando altos desniveles.

En estas escenas se encuentran buena parte del atractivo de El último rey, en el que también destacan un acercamiento psicológico a los personajes, con algo más de profundidad que en otras películas del género.

Así, la interpretación es verosímil para abordar el recorrido íntimo de los personajes ante el deseo de venganza o el drama interior que se produce en alguien que ha traicionado una causa común.

Hay referencias a una religiosidad que, a veces, se expresa en latín o en lengua vernácula y que parece adelantar la adhesión al protestantismo que se produciría unos siglos después. No en vano, el personaje más siniestro, aparte de los guerreros de turno, es un obispo católico que persigue con saña al heredero legítimo, toque maniqueo del filme.

Con todo El último rey es una buena película de aventuras, hecha con una producción comedida, que obtiene resultados muy satisfactorios y que cuenta con unos heladores parajes naturales donde se dan magníficas persecuciones a tumba abierta de aguerridos esquiadores expertos.

Si así es el cine noruego, estaremos encantados de seguir acogiéndolo.

 

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