Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Frantz

Caratula de "Frantz"

Crítica:

Publico recomendado: Todos

Generosidad, acogida, perdón, misericordia, fidelidad, entrega…virtudes-valores que hacen que una película alcance el calificativo de clásica en su enfoque y desarrollo, porque hacen “florecer” y perfeccionan lo humano, son los que ostenta Frantz, la última propuesta de François Ozon (En la casa, Joven y bonita, Mi refugio…), que a lo anterior se une una mayúscula puesta en escena, trenzada de brillantes interpretaciones (la protagonista obtuvo el Premio Marcello Matrioanni al Mejor Actor Joven), escenografía y recursos técnicos.

Ha terminado la Primera Guerra Mundial y Anna (la bellísima Paula Beer: El valle oscuro, Diplomacia, Los diarios de Poll…), acude diariamente a la tumba de su novio Frantz (Anton von Lucke), soldado alemán muerto en Francia en la contienda. Desde lejos, un día observa a un joven delante de la lápida. Este se presentará un día en casa de los padres de Frantz para hablarles de su hijo, pero el padre le expulsa porque Adrien (Pierre Niney: Five, El hombre perfecto, 20 años no importan…) es francés.

Entre ambos pueblos las heridas son grandes, máxime porque en el bando perdedor (en suelo alemán, se desarrolla buena parte de la cinta) a la derrota se unen draconianas condiciones a la economía alemana impuestas por los países triunfadores.

Como el antiguo soldado francés sigue yendo al cementerio, Anna le aborda y, con la intercesión de la madre de Frantz, consigue que Adrien tenga un encuentro con los padres del que iba a ser su futuro esposo después de la guerra, como se habían prometido antes del conflicto.

Adrien habla de su amistad con Frantz en París antes de que empezara la guerra; eran compañeros inseparables en visitas a museos, asistencia a fiestas…; incluso el francés perfeccionó las aptitudes del amigo para el violín. Los detalles de aquella amistad convencerán a los padres y a Anna para continuar la relación con Adrien e irán eliminando las objeciones iniciales que suponía la presencia de un ciudadano de un país donde había muerto violentamente el hijo y novio, respectivamente.

Pero esa confianza se derrumba cuando Adrien, en un ejercicio heroico de honestidad, confiesa a Anna una terrible verdad que le venía atormentando.

Rodada con una fotografía luminosa en blanco y negro, Frantz cambia intermitentemente a color cuando los personajes principales son felices. Ozon, también guionista, ha adaptado la obra de teatro de Maurice Rostand ya abordada por Ernst Lubitsch en 1932 (Broken Lullaby/Remordimiento), aunque varía el punto de vista de la historia, que ahora es contada desde el lado alemán en lugar del francés.

Sorprende el atrevimiento de Ozon, homosexual declarado, en filmar la confesión de Anna ante un sacerdote, al que acude para encontrar la paz por los sentimientos enfrentados que le produce la llegada y confesión del amigo de su novio.

En este filme, hay mucho buen lenguaje cinematográfico y, principalmente, un alegato por vivir “para los demás”, como propone Adrien en una ocasión. La generosidad y acogida de los padres se agranda con respecto a un compatriota de quienes han asesinado a su hijo, hasta llegar incluso a ser señalados por la comunidad del lugar por acoger a un enemigo de los alemanes.

La entereza y fidelidad de Anna se dirige, como en buena parte de los personajes (aunque siempre está abierta a la libertad humana), a pensar en las personas antes de en los propios intereses. Por igual postura optará Adrien cuando tiene que decidirse sentimentalmente.

La resolución de los conflictos personales no es automática porque requiere de los personajes del ejercicio de una mirada que opta primeramente por la felicidad de los otros antes que de la propia. Por todo ello, Frantz es una maravillosa metáfora de cómo la persona crece —con dolor y sacrificio— en humanidad cuando apuesta su libertad por algo verdadero y bello.

Imprescindible verla.

 

 

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad