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Me casé con un boludo

Caratula de ""

Crítica:

Público recomendado: jóvenes-Adultos

El pasado viernes, 26 de mayo, las salas de cine españolas acogieron el estreno del filme argentino Me casé con un boludo, que distribuye A Contracorriente Films, tibia pieza trufada de comedia romántica y dirigida por el joven realizador bonaerense de 46 años Juan Taratuto (Papeles en el viento).

La cinta centra su historia en torno a Florencia, interpretada con solvencia por Valeria Bertuccelli, una actriz no muy conocida en la profesión a la que contratan para filmar un nuevo largometraje. Durante el rodaje conocerá al famoso actor Fabián (encarnado con aplomo por Adrián Suar) y rápidamente se enamorará de él. Su historia de amor es idílica, ambos se quieren, se casan y se van a vivir juntos. Pero después de la boda ella se da cuenta de que en realidad no se ha enamorado de Fabián sino del personaje que estaba interpretando en esa película. Aquí comienzan todos sus problemas. ¿Podrá Fabián ser el hombre ideal que quería Florencia? ¿Podrá ella superar esta situación?

A pesar de sus iniciales buenas intenciones al hacer una nueva aproximación al cine romántico, con más mimbre de comedia que otra cosa, el resultado de Taratuto convence sólo a medias. Resulta atractiva la idea, dentro del tono de comedia -a veces de trazos gruesos-, de querer encontrar el punto de inflexión de los males que preceden y secundan las relaciones amorosas pero sin visos de darle un sentido auténtico. No es que el filme no se tome en serio lo que hace y propone, sino que el argumento está lleno de clichés y muchas escenas -no digamos la del psicólogo- están cogidas con pinzas, como si se a su vez el filme tratara de realizar un diagnóstico sobre las cuestiones del amor a partir de generalidades.      

 El primer tercio del filme funciona mejor, así como plantear la acción haciendo cine dentro del cine, pero con poco fuelle, con poco recorrido dramático. No quiere decir, todo esto, que la película esté exenta de momentos divertidos, así como de dejarse deleitar con dos todoterrenos de la interpretación. Lo que falla en Me casé con un boludo es su guión y lo impostado de algunos diálogos. Naturalmente esto no quita que  a nivel técnico es impecable, que no tiene sobre saltos formales y cuenta con un buen ritmo narrativo. Similar al de cualquier comedia romántica norteamericana a la que emula conscientemente (el plano inicial de los edificios para “abrir” el filme es un ejemplo). Tampoco hay que esperar cuestionamientos existenciales profundos y mucho menos una crítica social que pueda molestar a nadie.           

Me casé con un boludo pretende, pero no consigue, hacer una crítica social al mundo de las apariencias, a la falta de comunicación en la pareja y a dar por sentado lo hipócrita que resulta tener que fingir una relación para llevarte a la chica.

Los espectadores se lo van a pasar bien, el filme es entretenido, pero no le pidan más a una película que por mucho que se estire nunca se rompe, porque nunca fue compacta.

 

 

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