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Polaroid

Caratula de "Polaroid"

Crítica:

Público recomendado: adultos

La idea de un selfie que podría matarte, en estos tiempos que corren, es cuanto menos atrayente; y si a esta premisa le sumamos un hecho que lleva apareciendo en el cine de terror muy frecuentemente, que es la inexperiencia del su director, obtenemos un producto que, ya desde su envoltorio, merece la pena dejarse caer en las salas para visualizarlo.

Esto no suena a nuevo: ¿una cámara de fotos como leitmotiv en una película de terror? ¿Baba Yaga? ¿Whirlpool? ¿Shutter? ¿Saw? ¿El vagón de la muerte? ¿Expediente Warren? Y si nos centramos en el otro componente de la trama de “objeto maldito que al usarlo mueres”, inmediatamente se nos alumbra la sesera con miles de películas de terror asiático. Sin embargo la película, a pesar de caer en los clichés de manual en ciertas ocasiones, sale más o menos salvaguardando su dignidad ante una mantenida e inquietante atmosfera, y una buena dirección.

La historia, como ya se ha dicho más arriba, nos sitúa en la vida de una solitaria adolescente que un buen día (según como se mire) se tropieza con su antigua Polaroid. Sin embargo el descubrimiento trae consigo la desgracia: todo aquel que es fotografiado con esta cámara, muere de manera misteriosa.  La película tiene su germen es el premiado y aclamado corto anterior del mismo director: el noruego Lars Klevberg; la salvedad es que el guionista es distinto al utilizado en el corto, siendo aquí la monologuista y freak por excelencia Blair Butler (¿quizá con la intención de darle el mismo toque que Diablo Cody le dio a esa joya de la serie B que es Jennifer’s Body?). La película se apoya en una buena dirección de Klevberg, y en una gran factura técnica, ofreciendo lo que se espera de una película de estas características: buenas dosis de sustos bien repartidos, y una atmosfera que (como ya es habitual en el cine de terror reciente) tiene reminiscencias a esas antiguas películas de los 70 y 80.

Dimension Films, filial perteneciente a Miramax Films y que actualmente pertenece a la empresa de los hermanos Weinstein, hacía años que no estrenaba una película como productora en solitario, siendo la última la malograda Venom. Su regreso podríamos calificarlo de satisfactorio, pues cumple con las expectativas generadas y salva los fracasos cinematográficos que durante la empresa estaba asumiendo. El reparto cumple con su cometido, siendo en su mayoría jóvenes estrellas de series televisivas actuales como Riverdale; el punto y aparte lo merece Javier Bonet, cuya presencia en pantalla siempre nos levanta algún que otro escalofrío.

En definitiva, una película de terror que cumple con lo que promete, da buenas dosis de terror, posee un buen estilo visual, y nos regala a un Bonet en plena forma. Una buena opción para ir al cine, y por la que no se arrepentirán de pagar la entrada.

 

 

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