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Thor: Ragnarok

Caratula de ""

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

El universo compartido de súper héroes Marvel sigue fiel a su cita, esta vez con la tercera entrega de Thor, posiblemente su franquicia menos exitosa, que han pretendido revitalizar con la presencia del Hulk de Mark Ruffalo y una gran actriz como Cate Blanchett ejerciendo de villana en la función.

Hela, diosa de la muerte y primogénita de Odín, invade Asgard, desterrando a Thor a un remoto planeta donde será obligado a luchar como gladiador contra su compañero Hulk.

El Ragnarok es el equivalente en la mitología nórdica al apocalipsis, el final de todo. Por supuesto, en los comics de Thor, inspirados en ese rico folclore, no podía faltar una historia en que el protagonista se enfrentaba a la destrucción de su propio hogar, uno de los relatos más oscuros y dramáticos del catálogo Marvel, como se puede imaginar.

Por ello resulta algo desconcertante que precisamente Marvel haya elegido para su adaptación al cine un tono totalmente opuesto: no sólo con una gran abundancia de humor tanto físico como verbal (que en ciertos momentos llega a ser excesivo), sino parodiando los personajes mismos y las situaciones por las que pasan, por más dramáticas que puedan resultar. El Thor de Chris Hemsworth se ha ido alejando, con las sucesivas películas, de la idiosincrasia del personaje de cómic original, y en Ragnarok definitivamente ha caído en la caricatura.

Además, la película presenta un argumento poco sólido, con ciertos agujeros de guion de difícil explicación. Los aspectos visuales (con fotografía de Javier Aguirresarobe) son apabullantes en algunas secuencias, y bastante planos y funcionales en otras.

Dicho todo ello, la película cumple con creces su cometido de producto para la diversión sin atisbo alguno de épica o dramatismo. Los chistes y efectos especiales se van sucediendo, y hay que reconocer que quien no conozca el material original podrá disfrutar de un espectáculo bien facturado y enormemente divertido, con un gran reparto además, en el que destaca una Cate Blanchett que parece disfrutar su papel de villana cada segundo. Sin embargo, los lectores de la historia original se quedarán con el amargo regusto de una oportunidad perdida.

 

 

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