Crítica:

Público recomendado: adultos

 Las estrellas de cine no mueren en Liverpool es la última película del director escocés Paul McGuigan, director de El Caso Slevin o Push.En esta ocasión se descentra de su tónica general para traer una cinta sobre el final de una historia de amor… O, sencillamente, de una vida.

Basado en el libro homónimo y autobiográfico de Peter Turner, la película narra la relación entre un aspirante a actor y una antigua estrella de Hollywood, Gloria Grahame, en sus últimos años de vida.

La narración sigue una extraña fluidez, guiándose por recursos llamativos que denotan una dirección no del todo convencional. El dilema principal por el que se vehicula la trama es el retrato de una persona narcisista, dominada por su imagen, o la imagen que en el pasado debía tener. Se muestra, como es lícito en el discurso audiovisual hoy en día, el narcisismo al desnudo; la inseguridad existencial incluso en la vida de una celebrity. Sin embargo, la forma del discurso, abundante en melodramatismo, y la falta de un carácter interesante en los personajes, hace que la película, pese a tratar una historia real y un tema lícito, no llegue a más que aun retrato (con curiosas salidas de dirección) con el que cuesta conectar.