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Series TV – ¡Llama a la comadrona!

“La salud es el mayor de los dones  que nos ha dado Dios y es algo que damos por sentado, pero pende de un hilo tan fino como el de una telaraña. El detalle más pequeño puede hacer que se rompa y deja, incluso a la persona más fuerte, indefensa en un instante y, en ese instante, la esperanza es nuestra protectora y el amor nuestra panacea”.

La reflexión que acaban de leer sirve para explicar cuál va a ser este tono de una serie de la BBC que, como no podía ser de otra manera, se caracteriza por el exquisito gusto y su indudable talento para obtener un éxito rotundo en número de espectadores sin recurrir a fáciles reclamos y siendo, en este caso, políticamente incorrecta por su defensa de la vida. Esa es la impresión que queda después de haber visto la primera temporada, aunque ya va por la cuarta.

Esta producción ha sido creada por la guionista Heidi Thomas, que también ha escrito el remake de la popular Arriba y abajo. Se ha basado en las memorias de Jennifer Worth en la que se cuentan las andanzas de una comadrona y sus compañeras, que trabajan en un hospital regido por una comunidad de monjas anglicanas y  que se entienden bastante bien con los católicos  como se puede ver en un episodio.

Las interpretaciones de todas las matronas son fabulosas (especialmente divertido es el personaje de Chummy). Sin embargo, destaca de un modo especial, la voz en off de Vanessa Redgrave, que interpreta a la protagonista en su etapa madura. Por cierto, merece la pena escucharla en versión original. La comunidad de religiosas anglicanas está muy comprometida, pues nos encontramos con varias acciones que así lo demuestran, confiando siempre en la  Providencia. La madre superiora sabe mantener el orden con dulzura y sentido común. La hermana más veterana presenta algunos síntomas que invitan a pensar que tenga demencia senil,  pero sus comentarios resultan a la vez simpáticos y a la vez expresan gran sabiduría, mientras la hermana Evangelina es una luchadora nata y detrás de ese rostro duro se esconde un alma sensible y  con una llamada clara de la defensa de la vida como consecuencia de su vocación. Y es que la vocación en esta serie es un tema transversal. La fe de las monjas, que aparecen orando en todos los episodios, les lleva a ser caritativos con los demás sin juzgar las vidas de sus pacientes que viven en un barrio de clase baja, donde se puede encontrar a gente sencilla que se entremezcla con personas que viven en situación precaria tanto a nivel sanitario como cultural. En ella veremos  a matrimonios que tienen muchos hijos, mostrando gran generosidad y entrega; nos encontraremos a madres que no desean tener a sus hijos, aunque con el consejo de las matronas puede que apuesten por la VIDA o podremos comprobar el modo en que personas insignificantes nos puede dar lecciones sobre la vida. Se perciben la gran profesionalidad de las enfermeras como producto de una vocación, en algunos casos, vinculada a sus creencias.

Les recomendamos encarecidamente que no se pierdan esta serie que toca el corazón y le dejamos con otro de los pensamientos de su protagonista: “Había  empezado a ver lo que el amor podía hacer. El amor traía vida al mundo y ponía a las mujeres de rodillas. El amor tenía el poder de partir corazones y de salvarlos. El amor era, como una comadrona, la esencia de la vida. Yo estaba aprendiendo a volar con él, atravesando las calles como el río que va hasta el mar”.

 

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