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El amor y la muerte: Historia de Enrique Granados

Crítica

Público apropiado: Jóvenes

EL AMOR Y LA BELLEZA

El amor y la muerte: Historia de Enrique Granados es un espléndido documental, de esos que todo aficionado a la música o, por extensión, a la cultura -pintura, fotografía, poesía… -debería ver casi obligatoriamente.

Toma su título de Goyesca No. 5, «El Amor y la Muerte. Balada», de Enrique Granados, uno de los más grandes compositores españoles de todos los tiempos.

La cineasta Arantxa Aguirre ya tenía experiencia en documentales musicales muy notables, y en esta ocasión centra su película en la figura -biografía y obra musical-de este músico leridano.

Al hilo del relato de Walter A. Clark, biógrafo de Granados, al que se unen otras voces, como los musicólogos Miriam Perandones y Jorge de Persia, el director de orquesta Jaime Martín, los pianistas Rosa Torres-Pardo y Joaquín Soriano, entre otros, vamos recorriendo la epopeya vital del artista desde su nacimiento en Lérida, su primera infancia en Canarias -cuyo recuerdo amable dejaría una huella indeleble en su memoria-y su traslado a Barcelona, ciudad que sería siempre su referente, a pesar de sus estancias más o menos prolongadas en Madrid, París y Nueva York. Jordi Mollà da voz al mismo Granados, a partir de textos extraídos de «Papeles íntimos de E. Granados” (ed. Pablo Vila San Juan) y de «Correspondencia epistolar de E, Granados» (ed. Miriam Parandones). Otras voces son la de Emma Suárez como Amparo Gal, la de Ramón Fontserè como Apel.les Mestres y la de Alicia Sánchez como Enriqueta Campiña. Realizan todos una gran labor.

El relato biográfico está muy bien llevado, cada capítulo intercalado de piezas musicales magistralmente interpretadas por un elenco de artistas invitados de auténtico lujo, como Rosa Torres Pardo, Elsabet Ros y Julien Favreau, Cuarteto Bretón, Juan Manuel Cañizares, Ana María Valderrama, Orquesta de Cadaqués, etc.

La belleza plástica de la película es extraordinaria. Pinturas de Goya, Monet, S. Rusiñol, R. Casas, M. Fortuny, A. Mestres, Mary Cassat, G. Caillebotte, F. Miralles, Kurt Von Rozynski y N. Martín-Fernández de la Torre se combinan con obras de los maestros de fotografía Benoît Courtl y Denis Jutzeler, y el excelente trabajo de José Luis López-Linares. Pero lo más impactante, junto a los dibujos originales de Ana Juan (quien fue premio nacional de ilustración en 2010), son las cinemagrafías -imágenes estáticas sobre las que hay una acción en movimiento-. Como el delicado efecto del cuadro de Santiago Rusiñol en el que vemos a Ramón Casas caracterizado de velocipedista, sentado en un patio con botas y guantes y fumando un cigarrillo, del que sale una nubecilla de humo blanquecino que se eleva en suave movimiento, o el dibujo del jardín de naranjos y limoneros de la infancia de Granados, con mariposas y abejas revoloteando. A la belleza de la imagen que deleita la vista, se le añade un blando dinamismo que transmiten mil sensaciones mientras se escucha una música maravillosa.

El documental de Arantxa Aguirre es de gran interés para conocer la trayectoria vital de uno de los mayores genios españoles de la música, sobre el fondo de una suerte de bellísima exposición de arte para ilustrar la narración. Pero lo más significativo de la película es que encierra y ofrece un concierto maravilloso, especialmente música de Granados, pero también de otros compositores, como Ernesto Lecuona, Erik Satie, Antón García Abril, y coreografías de Maurice Béjart y de Patricia Guerrero.

 

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