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En la sombra

Caratula de "La sombra de la ley"

Crítica:

Público recomendado: adultos

En la pasada edición del Festival de Cannes, Diane Kruger ganó el premio a Mejor Actriz por el papel protagonista de En la sombra.

Y con razón: Faith Akin, director y guionista de la película, ha sabido dirigir a una actriz que lleva a cabo un trabajo digno de premio; Kruger deja atrás papeles ñoños y decide dar profundidad a una mujer, Katya, perdida y desolada por el dolor de la muerte de su marido e hijo en un ataque terrorista, perpetrado por un grupo neonazi. Se trata de una Diane Kruger (Feliz Navidad, Malditos bastardos) capaz de transformarse y dejar atrás un esquema simplista y estereotipado; es más, decide cargar con toda la película en sus espaldas, asumiendo un gran riesgo, pero sin llegar a resquebrajarse o tambalearse. La actuación en la presente película es tanto magnética como lacerante: la sorpresa y el desgarro toman el timón de Katya, una mujer que, sumida en el dolor, busca respuestas ante un sufrimiento que es acaparador y parece ser el único anclaje que la une con la realidad, que la hace sentir viva. Su familia la sigue desde cerca; el proceso policial para encontrar a los asesinos se pone en marcha. Y la justicia parece tener a los asesinos: la pareja Möller, dos jóvenes neonazis cuyo móvil ha sido el odio contra los extranjeros.

  1. Akin decide apostar por presentar una justicia humana imperfecta, capaz de equivocarse y de negar aquello que, a ojos de Katya, es evidente. Y Katya debe enfrentarse ante el vacío que supone haber puesto todas las esperanzas en un proceso que no acaba ganando. ¿Qué respuestas para la vida se le ofrecen a una mujer sumida en las tinieblas del dolor? ¿Hay algo que pueda acoger completamente el dolor de una madre y esposa cuyas esperanzas han sido derrumbadas? Dichas preguntas vertebran la película y dotan de vida a un buen guion que, en vez de dejar que la película acabe con el fracaso del fallo del tribunal de justicia -terminar la película de esta manera habría enmarcado la película en una mera y simple crítica social al sistema judicial-, tira adelante y acompaña a una mujer con las ideas poco claras, sin un camino delante que pueda vislumbrar y que recorrer. Y así, el espectador se convierte en el único compañero de Katya por una tierra, Grecia, donde buscará satisfacer sus ansias de venganza.
  2. Akin presenta a una mujer apesadumbrada y anímicamente derruida tras el juicio: ante la posibilidad de perdonar a los asesinos de su familia, Katya debe hacer frente al odio y a la incomprensión para no dejarse llevar por la cólera, que se ha ido calmando poco a poco, y ha tomado tintes escépticos y nihilistas. La posibilidad de perdonar a los asesinos se sugiere y coge forma, pero acaba venciendo una incapaz manera de responder a la tragedia de esta mujer. Sí, es una tragedia. Aunque, tras la explosión final, el plano se eleva lentamente: desde la autocaravana que acaba de incendiarse hasta un cielo raso y azul; suenan los primeros acordes de una canción que habla de un sitio donde todo es posible y no habrá dolor.

 

 

 

 

 

 

 

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