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JoJo’s Bizarre Adventure

Caratula de "Jojo’s Bizarre Adventure: Diamond is Unbreakable"

Crítica:

Público recomendado: adultos

Es una película de Takashi Miike. Y la crítica podría acabar aquí: ni una palabra más ni nada.

No haría falta poner más, puesto que sabiendo lo que es una película de Miike ya se sabe lo que se va a ver. Qué se puede decir del director japonés que ya no se haya dicho o no se sepa: sí, es un tipo raro, extraño, extravagante, grotesco, hiperbólico, violento, barroco, perturbado, enfermo, excéntrico, insólito, loco, ridículo, lunático, y un largo etcétera. ¿Podría incluso ser genial? Para algunos puede, mis inclinaciones con este realizador no son del todo satisfactorias, puesto que su cine no es de mi agrado, y menos su obras más reconocidas. Una cosa hay que reconocerle: es original y arriesgado. O solía serlo. Lo de ser original, porque arriesgado lo sigue siendo. Con el paso de los años y su abundante producción, en las que incluyen: adaptaciones live action de mangas y videojuegos; producciones para el público infantil; y sus personales películas. Con tantas películas al año, es normal que alguna “le salga rana”. El caso es que su peculiar estilo nunca deja indiferente, por tanto el caso presente no es una excepción: JoJo’s Bizarre Adventure es un catálogo de excentricidades donde Miike da rienda suelta a su faceta más loca y suicida.

¿De qué va JoJo? Pues es una buena pregunta, puesto que la película guarda varios lazos narrativos con la anime original en el que se basa (del mismo nombre que la serie). Digamos pues que en la película hay magia y hechicería, y situaciones demenciales. Revelar más de la trama el fastidiar la sorpresas que Miike tiene reservado al espectador en este espectáculo lisérgico donde el amor y el odio se confunden, pues no sabes si detestas o amas lo que tus ojos están viendo. No llega al nivel de otras “joyitas” del autor como Ichi the Killer, o Gozu, puesto que esta manía de adaptar animes pueden provocar más de un disgusto a los más fans, ya que los realizadores, más que crear nuevos materiales a partir del original, intentan resumir toda una serie en una película de dos horas. Este mismo año, junto a esta, Miike sacó otra adaptación de otro anime, bastante mejor y que mejora el material original: Blade the Inmortal, una producción que pasó sin pena y sin gloria por las taquillas españolas debido a su lanzamiento limitado. Ambas tienen un factor decisivo en común: que son una locura, que lo mismo quieres que Miike deje la dirección de cine, como quieres llenar su cama de pétalos de rosa. Depende de los más allegados al director japonés. En mi caso, JoJo es otra live action más de Miike, donde el director se suicida una vez más y su figura de realizador indomable se engrandece.

En resumen: una película de Miike. Ni una palabra más, ni un punto menos.

 

 

 

 

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