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La huella del pasado

Caratula de ""

Crítica:

Público recomendado: adultos

Existen tres película cuyo tópico que centra su trama, en ese caso la familia, consiguen romper una barrera de delimita la sensación de ficción con el espectador, aportando un tremendo grado de sinceridad y calor humano.

Esas tres películas son: Wonderland de  Michael Winterbottom, Secretos y mentiras de Mike Leigh, y la reciente The Meyerowitz Stories de Noah Baumbach –y sí, en ella trabaja Adam Sandler, un actor que ya ha demostrado saber actuar, pero que necesita cambiar de agente urgentemente. Unas películas capaces de mostrar unos sentimientos tan reales y que de emocionan con sus historias humanas tan complejas y con todos los aspavientos propios del género humano. Y, como se ha dicho, el núcleo de sus tramas es la familia, un tópico tremendamente difícil de tratar puesto a su sencillez a caer en las manidas relaciones y complicaciones entre padres e hijos. Y este contexto de obrar se enmarca la presente película, después de un año de retraso para su estreno, La huella del pasado, la ópera prima de Polly Steele. El resultado es dispar, aunque tras reposar su visionado, la obra posee varios puntos de interés.

La trama de la película se basa en un hecho real y sigue a la familia de Helga Schneider, que tras anunciar que la muerte le llegará pronto a su madre, decide viajar para reencontrase con ella y que, de paso, conozcan a su hija y su nieta. De esta forma, Helga conocerá los secretos mejor guardados de su familia, incluso los más oscuros. Como se sigue a un grupo de mujeres, la trama guarda todavía más parentesco con la obra de Winterbottom, aunque sin su tremenda positividad y buen sabor. Dificultosa ha sido el poder visionar la película, pues su estreno en España ha sido lo más invisible posible, debido precisamente a sus pocas aspiraciones a hacer taquilla, ya que la trama se desarrolla en un plano muy intimista y frio, difícil de empatizar con, sobre todo, con el personaje de Emily. Peca también del mismo error que cometió Atom Egoyan en su última película, Remember: utilizar el Holocausto nazi de una forma un poco oportunista y algo manida. En general, la película se salva por ciertos momentos donde se puede apreciar el talento de la directora con los actores, y la interacción de unos con otros. Destacar sobre todo la actuación de Juliet Stevenson y la banda sonora de Phil Selway, batería del grupo Radiohead.

En resumen, una película bien dirigida y bien actuada, pero que tiende a caer en los tópicos de familia destrozada por los errores de los más mayores, y que relativiza ciertos temas que merecían una mayor atención y cuidado del que se le ha dado.

 

 

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