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Superlópez

Caratula de ""

Crítica

Público recomendado: Jóvenes y adultos

El pasado viernes, 23 de noviembre, las salas de cine españolas acogían el esperado estreno de Superlópez, filme distribuido en España por Disney, dirigido por el joven Javier Ruiz Caldera (Anacleto: agente secreto, 2015) y escrito por los reconocidos Borja Cobeaga y Diego San José (8 apellidos vascos, 2014), que ha dividido a la crítica especializada y a los espectadores.

La película cuenta que Cuando Skorba y su ejército de robots invaden su planeta, el científico más importante de Chitón envía a su hijo recién nacido a la Tierra para protegerle y salvaguardar un vital secreto.

Treinta años después, el bebé se ha convertido en Juan López, un gris oficinista que nunca ha usado sus superpoderes, para no ser descubierto y… ¡porque en este país la envidia es muy mala! Pero la llegada de Luisa a la oficina hará que se plantee eso de no destacar y, para impresionarla (¡por supuesto!), decide convertirse en Superlópez.

Justo lo que Skorba y su hija Agatha han estado esperando pacientemente. Ahora por fin podrán localizarle, darle caza y devolverle a Chitón.

Nos hallamos ante la crisis de ideas más trepidante de la historia del cine español, al menos si queremos que el protagonismo corra a cuenta de los superhéroes. Como se sabe, en 1973 el historietista leonés de 79 años, Jan (Juan López Fernández), escribió Superlópez, argumento sobre el que se asienta la historia que nos ocupa, y que le reportó el mayor éxito del cómic español. Tal vez a la postre, aunque elaborado en 1958, el trabajo de Ibáñez con Mortadelo y Filemón esté un paso por delante del de Jan.

Sea como fuere, el resultado de Superlópez es decepcionante. Y lo es por varios motivos. Al margen de lo complicado que resulta en España llevar a la gran pantalla el cómic patrio, no está de más recordar que la técnica de esta película es pobre. Los efectos especiales tienen poco de especiales y de resultar eficientes, su puesta en escena no consigue disociarse de lo absurdo, y los para algunos exitosos guionistas de 8 apellidos vascos han preferido tirar por la calle de en medio y Supermanizar el filme de Richard Donner y a partir de ahí diseñar una estructura y unos diálogos de perfil bajo, muy ruin, muy chabacanero… que deja al descubierto no sólo sus carencias imaginativas, sino la esencia de un trabajo como este, es decir, la risa, porque en Superlópez apenas uno se ríe, si acaso, hasta a veces se siente vergüenza ajena.

Hubo un tiempo en que el landismo había creado tendencia en el cine español, hasta que Alfredo Landa renunció a ese género porque comprobó que le denigraba. Ahora, Javier Ruiz Caldera ha inventado el Superlopezismo, el mejor término para definir la imprecisión de una película simple y cutre, a pesar de que cuenta con buenos intérpretes, de los que apenas se ha extraído algo de sus esencias. Como mucho, se salva Alexandra Jiménez y Pedro Casablanc. Dani Rovira está muy justito en este papel, expresivo cuando lo necesita, pero que no deja de ser una repetición de gags de sus otros papeles. Del resto de actores, nada que decir. ¡Cuánto te echo de menos, Marvel!

En fin, si no quieren desperdiciar el tiempo, empléenlo leyendo un buen libro. ¡No le faltaba razón a don Groucho!

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