Crítica
Público recomendado: Jóvenes
Venom es probablemente el enemigo de Spider-man más popular surgido en los comics que relatan las andanzas del trepamuros.
Después de una aparición cinematográfica algo precipitada en el Spider-man 3de Sam Raimi, Sony ha decidido ahora darle su propia película.
El periodista Eddie Brock investiga los experimentos del magnate Carlton Drake con unas formas de vida alienígena que usan a los seres humanos como soporte vital. Uno de estos alienígenas escapa, fundiéndose con Brock, que empieza a experimentar sorprendentes cambios.
Una vez que Sony llegó a un acuerdo con Marvel Studios para que Spider-man forme parte de su popular universo cinematográfico, decidió montar paralelamente su propio conjunto de películas alrededor de otros personajes de los comics de Spider-man, de los que también posee derechos fílmicos. No es extraño que el primer personaje que hayan decidido adaptar sea Venom, un villano que llegó a tener su propia línea de comics gracias a su popularidad. Por supuesto, al ser el protagonista, pasaba de ser un villano absoluto a un antihéroe. En la película se ha optado por la misma solución.
El film de Ruben Fleischer es un producto comercial razonablemente bien hecho y entretenido, en el que destaca por encima de todo la presencia y carisma de Tom Hardy, el acertado retrato de Venom, y especialmente la relación entre las dos personalidades del rol.
Por el contrario, el villano interpretado por Riz Ahmed resulta genérico y falto de interés o atractivo, al menos hasta la parte final de la película, cuando sufre su propia transformación. De haber contado con un adversario tan brillante como el protagonista, la película podría haber resultado un absoluto disfrute (quizás lo veamos en una posible secuela, tal como se insinúa en una secuencia adicional que se puede ver durante los créditos finales).
El elenco de secundarios, incluyendo una sorprendentemente anodina Michelle Williams, no aporta tampoco nada de interés al conjunto, claramente inclinado hacia su protagonista.
Por lo demás, el mayor problema narrativo de Venomes que tarda demasiado en arrancar. Hasta que Eddie Brock no se une al simbionte alienígena, no despega la historia. A partir de ahí, el espectador se encontrará con un entretenido cóctel de acción, humor negro, un toque de terror sci-fi, y sobre todo un tour de force interpretativo de un Tom Hardy sobreactuado, tal como requería la ocasión.