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Apuntes para una película de atracos

Caratula de ""

Crítica

Público Recomendado: Adultos

Película documental que relata algunos episodios de la vida y los atracos del llamado Robin Hood de Vallecas.

Estrenada en la pasada edición del Festival de Cine San Sebastián, dentro de la sección Nuevos Directores, la película comienza contando algunos sucesos de la vida del director del documental, Elías León Siminiani, y su pareja, Ainhoa, quien da a luz a la pequeña Laura durante la grabación, que tiene lugar a lo largo de cinco años. El dato es importante porque también el protagonista del documental es padre por esas fechas. Durante este tiempo, conocemos las impresiones que van dejando en el director la vida y hechos del atracador de bancos, a quien visita en varias ocasiones en la prisión de Estremera. El relato se va transformando poco a poco de una película de atracos a un retrato del Flako, como el documental llama al salteador de bancos. La cámara se acerca con curiosidad para indagar en la vida de este personaje con la misma astucia y sutileza por los detalles que Siminiani ya empleó en sus primeros cortometrajes, Zoom (2007) y Limites 1ª persona (2009).

El propio atracador afirma de sí mismo que “yo soy un trabajador” cuyo lema es “sin odio, sin violencia, sin armas”, máxima del famoso butronero de Niza, Albert Spaggiari, en quien el Robin Hood de Vallecas se inspiró para llevar a cabo su modus operandi. Sin embargo, el lema no deja de ser un ideal inalcanzable. Un inspector del grupo anti-atracos llega a afirmar en el propio film que la banda “era extremadamente violenta comparada con otras”, y el propio Flako reflexiona, junto al director del documental, sobre la evidente violencia ejercida con los trabajadores de las sucursales que de pronto se veían encañonados, empujados y amenazados.

La relación de confianza y amistad que se va estableciendo entre el atracador y el director a lo largo de los años de grabación es una estupenda baza del documental, gracias a la cual vamos conociendo la sorprendente sensibilidad del butronero a través de detalles relevantes, como la inquietud del Flako sobre su -en ocasiones- inapropiado lenguaje ante la cámara. El Robin Hood de Vallecas comienza a escribir y le envía al director una especie de novela de su vida, algunos de cuyos episodios son retratados en el documental con la ayuda de dibujos, que resultan eficaces para la narración y transmiten los hechos con un eficaz dramatismo. Un buen ejemplo es el episodio en el que el niño Flako fue llevado a los juzgados con cuatro años y sometido al abrumador dilema de tener que elegir entre uno de sus progenitores: “¿con quién quieres vivir, con papá o mamá?”

Como en Mapa (2012), primer largometraje de Siminiani, los sucesos crean el documental según acontecen, hasta el punto de que el relato del Robin Hood de Vallecas genera al director dudas sobre cómo utilizar el material con el que se va encontrando, dudas que, a su vez, forman parte de la propia obra audiovisual al compartirlas el director con su pareja y, por lo tanto, con el espectador. Por ejemplo, las amenazas de la abogada del Flako de abandonar el caso si éste sigue en contacto con el director del documental originan que éste pida a Siminiani un tiempo para reflexionar. Esta pausa es aprovechada por el director para realizar lo que él llama “investigación de campo”, dando al relato un giro que imprime un interés inesperado a la historia a través de las incursiones del director por el subsuelo de la capital para recorrer los mismos itinerarios del Flako y su banda en agosto del 2013, cuando atracaron la sucursal de Bankia en Usera, donde fueron detenidos.

Para quienes conocemos las dificultades de la creación audiovisual, resulta sugerente la manera cómo el propio autor va relatando los hechos y dificultades que encuentra en su empeño, como la recreación con Ainhoa de la conversación que el director tiene con la mujer del Flako, para aclarar que a ella no le parece ni lógico ni normal que su marido siga en su empeño de contar a cámara sus atracos.

En sus recorridos en coche con Flako para recrear los hechos, éste le va describiendo al director algunos trucos para escoger el edificio ideal para atracar, le revela las pistas que puede dar la placa de una calle sobre las características de un inmueble objeto de asaltado o le explica qué es una tapa de alcantarilla “santa” y las imponderables ventajas que ofrece a un butronero.

Apuntes para una película de atracos es un documental entretenido, sugerente, que va modificando su foco de atención de las impresiones y reflexiones del director a una narrativa en segunda persona que deja espacio al otro y a la amistad que se crea entre director y protagonista. Tiene un curioso giro final, fruto de la actualidad de aquellos días, que proporciona un cierre interesante a la película.

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