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Aquaman

Caratula de "Aquaman"

Crítica

Público Recomendado: Jóvenes 

Aquaman es muy mala. La buena noticia es que es consciente de ello. Y no se crean, esto es importante. Tanto que logra que el resultado no sucumba en lo espantoso y únicamente se quede en lo fútil. Si uno hace el esfuerzo, puede que hasta resulte divertida por momentos, pero efímera al fin y al cabo.

Y eso que Aquaman se ha estrenado casi de milagro. El proyecto ya estaba muy avanzado cuando en Warner se dieron cuentan de que, tal y cómo estaban haciendo las cosas, las adaptaciones de los comics del universo DC (con Batman y Superman al cabeza) no estaba siendo un buen negocio. En general, ni los nuevos Superman ni los nuevos Batman estaban funcionando como deberían pero la guinda la puso La liga de la justicia, una película que debería haber sido un éxito de masas y que con un presupuesto de aproximadamente 300 millones de dólares (puro delirio) recaudó poco más del doble en todo el mundo. Un desastre.

Como consecuencia se despidió a mucha gente en Warner Bros y se cancelaron muchas películas como El hombre de acero 2, obviamente, La liga de la justicia 2 y los spin-off de Jocker y Harley Quinn entre otras. Sin embargo, en aquel preciso instante, Aquaman ya estaba muy avanzada y cancelarla habría sido un escándalo primero y después, tirar mucho dinero a la basura. Además, esta film contaba con un elemento diferenciador importante, su director.

No nos engañemos, hasta la fecha, el principal responsable de los derroteros que ha tomado el universo DC en el cine ha sido Zack Snyder, director de El hombre de acero, Batman Vs. Superman y La liga de la justicia. Inexplicablemente aunque Snyder no daba la talla, la Warner lo seguía llamando para volver a dirigir una nueva película de superhéroes. Pero Aquaman no la dirige Snyder sino James Wan, una promesa en ciernes que en estos momentos anda buscando su destino.

James Wan ha demostrado sobradamente ser un director competente y muy interesante con películas como Silencio desde el mal, Insidious y sobre todo, Expediente Warren, pero llevado por un hipotético aburrimiento por el género Wan ha decidido entregarse a las fauces de la industrial. ¿Consecuencia? Fast and Furious 8 y la cinta que nos ocupa. Es una pena porque Wan parece empeñado en conseguir todo lo que cualquier cineasta evita, ser adormecido por el modelo industrial.

Al final, el resultado de todo esto es una película absolutamente delirante. No tiene mucho sentido y su despliegue visual es tan abrumador que llega a resultar un pelin agotador. Más de dos horas de película para contar la historia de un hombre pez en la que sale Dolph Lundgren con el pelo rosa es, se pongan como se pongan, excesivo. Agotador incluso.

De momento lleva uno de los peores estrenos de la serie DC Comics y es que parece claro que a este universo hay que hacerle un borrón y cuenta nueva. Lo que por otro lado puede resultar muy atractivo para los ejecutivos de los estudios porque al final sería una nueva forma de volver a contar lo mismo de siempre y recaudar todavía más dinero. ¿Les suena de algo?

 

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