Crítica

Público recomendado: jóvenes

Ben Lewin dio en 2012 una de las películas más provocadoramente cálidas, tiernas y sutiles del año: Las sesiones. Y como suele suceder con un director que provoca semejante reacción, su siguiente obra se espera con entusiasmo y expectación, una combinación bastante peligrosa. Cuando se hincha en exceso un producto que se espera con ansia, pueden ocurrir dos cosas: que supere las expectativas o que se hunda con ellas. Es un todo o nada, provocado más que por el director, por el público que espera ver los frutos que da su futura obra. El director surcoreano Na Hong-jin es un claro ejemplo de alguien que se supera obra tras obra: desde The Chaser hasta su última película, El extraño, el director ha sobrepasado todo lo concebible.   Neill Blomkamp es el lado opuesto: empezó fuerte con District 9, y sin embargo el resto de obras no le han llegado a la altura de los tobillos; por ello ahora lo vemos haciendo cortos con su (brillante) productora Oats Studios. Pocos directores suelen, sencillamente, cumplir con lo prometido puesto que la visión del publico tiende precisamente a hinchar o denostar un fenómeno, sin dejarlo en terreno de nadie. Larga vida y prosperidad es un buena película por la presencia de una grandísima actriz; si no fuera por eso, la sería una más que se deja ver y se olvida al instante, aun siendo una película humilde de que pequeñas intenciones.

Un joven que padece un tipo de autismo decide escaparse de la clínica donde la cuidan para cumplir su sueño: presentar su guion de Star Trek a un concurso y ganar. La calidez de los personajes es desdeñable y muy bien construida, además de tener una trama atractiva y original, pero sufre cierto trastorno de ñoñitis que no tenía Las sesiones: no es necesario caer en la ñoñería para quitarle seriedad a una obra, y lo curioso es que dentro de la propia película lo demuestras con notas de humor bien conseguido que vuelven a llevar a una situación excesivamente cursi. Es como si el director trata de hacer una películas para todos y que a todos les guste: cuando apuestas por tener el beneplácito del mundo es cuando peores resultados tienes, que sencillamente exponiendo la visión del asunto con sinceridad y tacto. Se agradecen los guiños a Star Trek que, seguro, todo fan agradecerá y verá con buenos ojos, pero eso no salva a una película que se ahoga en azúcar.

Si la película merece ser vista es por su joven protagonista: Dakota Fanning. En general, ambas hermanas Fanning son igual de talentosas, atrevidas con películas arriesgadas y con valor para destacarse dos de las mejores actrices de su generación. Su interpretación, muy bien contenida y sin caer en los excesos a los que estamos acostumbrados cuando los actores interpretan a personajes con autismo o algo trastorno mental, resulta convincente y muy construida con sabiduría y buen hacer.

En resumen: una obra que se deja ver, levantada por una inmensa actriz, que se queda a una propuesta más dentro de las películas que ofrecen una visión cariñosa de la vida.