Crítica

Público recomendado: Adultos

Jaime Rosales (Las horas del día, La soledad,…) no abandona su siempre fascinante puesta en escena (planos largos, fueras de campo, …) para diseccionar una vez más sus grandes temas: el dolor, la culpa, la soledad,… Petra (una magnífica Bárbara Lennie) quiere encontrar a su desconocido padre tras la muerte de su madre. En su búsqueda, lo que le va a cambiar la vida para siempre es toparse con la familia de un afamado escultor catalán, Jaume Navarro (Joan Botey, que no es actor profesional sino el dueño de la finca donde se rodó el film).

Estamos ante una película que fue acogida con entusiasmo en Cannes, a pesar de ser “muy de autor”. La búsqueda del padre se ha convertido en uno de los grandes temas del cine contemporáneo. En este caso, esa búsqueda no sólo expresa una deuda afectiva, sino el deseo de Petra de entenderse mejor, de saber de dónde viene, de conocer sus raíces. La puesta en escena destila autenticidad por los poros, y a pesar de que toca el mal con las manos no sucumbe al nihilismo imperante y deja que la última palabra la tenga lo más noble del ser humano, el amor y el perdón. La película tiene en cierto modo el tono de una tragedia griega, no sólo por lo extremado de las situaciones, sino por la sensación de un destino fatal que marca la vida de los personajes. Sin embargo, el final arroja una luz y esperanza que de alguna manera redimen en parte todo el mal acumulado a lo largo del film.