Crítica
Ron Howard (Una mente maravillosa) nos propone ahora una comedia donde se prima la interpretación de los actores (y sus personales tics, no en vano el actor Vince Vaughn es también productor en esta ocasión). Ronny (Vince Vaughn), soltero empedernido, y Nick (Kevin James), casado, han sido amigos desde la universidad y han vivido buenos y malos momentos.
Son dueños de una empresa de diseño de coches, y los dos intentan hacerse con un proyecto que lanzaría definitivamente a la compañía. Con Beth (Jennifer Connelly), la novia de Ronny, y Geneva (Winona Ryder), la mujer de Nick, son imbatibles. Pero el mundo de Ronny da un vuelco cuando descubre por azar que la mujer de su mejor amigo le está engañando, pero no sabe cómo decírselo a su amigo sin hundirlo, sobre todo en un momento muy delicado, en el que la empresa de ambos se está jugando su futuro. Es argumento que tiene más de drama que de comedia durante las casi dos horas que dura la película.
Una película que se fragua en una cena del director en Italia, y que aunque lo pretende, en muchas ocasiones no consigue precisamente ser graciosa; es más bienintencionada que cínica. Howard vuelve a un género que conoce bien (Un, Dos, Tres… Splash o Loca Escapada a Las Vegas), desde hace más de 10 años, cuando dirigió EdTV. Toda la carga de la película la llevan Vince Vaughn y Kevin James, que se pasan de graciosillos en muchas ocasiones y llegan a hastiar.
Aunque el tema que trata es interesante, la historia de dos amigos que tienen la oportunidad de su vida, la de un adicto al juego que no es capaz de comprometerse, la de la vida de cuatro amigos en la madurez de sus vidas. Y luego resulta que la trama central es otra… A veces menos es más y se necesita ser breve y conciso y no divagar.
El dúo protagonista masculino y la excelente química con las respectivas parejas, podría haber funcionado mejor: Jennifer Connelly brilla con su personaje hecho con un par de pinceladas o Winona Ryder, el personaje femenino más interesante de la película, pero a la vez más problemático. ¡Qué Dilema! no es mala película pero podía haber dado más de sí. Quiere ser una comedia adulta sobre una encrucijada moral: Las relaciones, la traición, los celos y la madurez, pero se queda a medio camino, funcionando mejor el drama, porque reír hace poco.