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La búsqueda de la felicidad

Caratula de "La búsqueda de la felicidad"

Crítica

Público Recomendado: Jóvenes y Adultos

LA HUIDA HACIA NINGUNA PARTE

Tara es una joven madre que vive en un barrio acomodado delas afueras de Londres.

Su marido gana un sueldo considerable, lo que les permite tener un buen nivel de vida. Ella se dedica exclusivamente a las labores del hogar y se ocupa de los dos niños, muy pequeños todavía. Esa vida tan rutinaria va oprimiéndola cada vez más hasta que llega a sentirse atrapada,sin ninguna expectativa de cambio o novedad. Solo algún paseo en solitario por Londres parece que logra sacarla momentáneamente de su angustioso ensimismamiento. Hasta que un libro, comprado casi por casualidad, le inspira la posibilidad de romper un poco la monotonía: podría hacer un curso de arte.Pero ¿es esa la solución?

Tara se siente profundamente sola, desgraciada e incomprendida. Su marido no entiende que ella pueda no ser feliz, cuando disfruta de una buena casa, una economía holgada, un marido que la adora y dos hijos preciosos que la necesitan mucho todavía. En escenas de intimidad de la pareja, desgarradoras, prácticamente silentes, comprobamos cómo Mark ni se da cuenta de las lágrimas de su mujer. También él, a su modo, vive curvado sobre sí mismo y no percibe la auténtica realidad de su entorno.

Es una película intimista muy bien rodada y muy bien interpretada. Gemma Arterton realiza un gran trabajo con ese personaje atormentado. Frente a ella, Dominic Cooper le da una correcta réplica interpretando a ese marido superado por los acontecimientos. Los primeros planos de Tara, sus gestos de profunda melancolía y sus miradas vacías e inexpresivas hacia sus hijos, no precisan de palabras para que el espectador se adentre en esa alma atormentada. La fotografía es bellísima, siempre en tonos apagados, teñida de tristeza, como vista desde la mirada sombría de la protagonista.

La trama roza el ámbito de la depresión, cuando, de tanto compadecerse y esperar pasivamente que llegue la felicidad, una mujer se ha hundido en el pozo negro en el que cree que ya no puede cambiar su existencia y no le queda otra salida que la ruptura, la «huida» a ninguna parte. Con una actitud creativa y generosa, es decir, teniendo en cuenta a las personas que la amaban, hubiera podido plantearse, de forma ponderada y ecuánime, dar un cambio en su vida, reservarse espacios para su desarrollo personal y profesional. Es la gran lección de la película: la felicidad no es algo que se consigue huyendo de sí mismo y de los vínculos de afecto; la felicidad se crea con una actitud generosa y decidida para desarrollar lo mejor de sí mismo en todos los ámbitos y para fortalecer las relaciones afectivas.

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