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Robin Hood

Caratula de "Robin Hood"

Crítica

Público Recomendado: Jóvenes y Adultos

Aunque cuenta con una producción notable y un gran presupuesto, esta nueva versión del clásico Robin Hood resulta fallida e innecesaria. Su principal error consiste en tratar de “copiar” o trasladar fórmulas de otras películas, lo cual hace que la película aunque entretenida no tenga ni identidad ni interés.

Su segundo gran error es no construir adecuadamente el antagonista de Robin, ofreciendo un “villano” y describiendo a la Iglesia de forma maniquea, en donde abundan los clichés y estereotipos; y no por mostrar una Iglesia corrupta (mostrarla perfecta también seria maniqueísmo) sino por no crear “villanos” humanos y con matices sino enemigos planos que no resultan creíbles.

La historia de esta nueva versión de Robin Hood arranca cuando el cruzado Robin de Loxley (Taron Egerton) y su antiguo enemigo árabe John (Jamie Foxx) se unen ante la corrupta corona inglesa y sus abusos en el campo de batalla. Por otro lado, Jamie Dornan (Cincuenta sombras de Grey) se convierte en Will Scarlet, la pareja sentimental de Marian ante la ausencia por muerte de Loxley. Y, por supuesto, el sheriff de Nottingham interpretado por el australiano Ben Mendelson (El caballero oscuro: la leyenda renace o Ready Player One).

Es una pena que se haya desaprovechado la ocasión para contar la historia de Robin Hood desde un tono más actual, que siguiera, quizás, la línea del Batman de Nolan, del James Bond de Sam Mendes o incluso el tono desenfadado de Guardianes de la Galaxia. Y no me refiero a un tono actual en cuanto a que “parezca” actual (que puede que esté logrado) sino a una construcción narrativa moderna, con un “tempo” más progresivo que tenga más en cuenta el aspecto “oscuro” del personaje que mostrar el torso desnudo del protagonista o que Marian esté siempre impecable con un maquillaje y un vestuario anacrónicos.

En definitiva, tenemos un pastiche cinematográfico de gran presupuesto: una apariencia que bebe de la saga de Los Juegos del Hambre, un guion que recuerda en ocasiones a la saga del Zorro de Antonio Banderas y una narración precipitada que copia a los videojuegos con intención de “no decaer”. Todo este esfuerzo técnico y “creativo” consigue, al menos, que haya ciertas secuencias entretenidas y alguna trama bien apuntada: como el arco de transformación de la pareja de Marian (el representante político del pueblo) o la forma en la que Robin toma conciencia en plena guerra del límite entre el bien y el mal (aunque también recuerda a la parte bélica de Gladiator).

También es interesante el intento del director Otro Bathurst (Peaky Blinders) de mostrar a un Robin Hood anarquista y atemporal, que pudiera conectar con el público joven actual. Sin embargo, no lo consigue como hemos tratado de explicar anteriormente.

En definitiva, una película de acción convencional que, aunque entretenida y con una producción de nivel, desaprovecha la ocasión de reformular al clásico Robin Hood y se vende ante el montaje trepidante buscando un producto taquillero para el tiempo navideño y no un acercamiento de calidad.

 

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