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La sombra del pasado

Caratula de "La sombra del pasado"

Crítica

Público recomendado: Adultos

La Alemania nazi, su paso por el prisma del comunismo en la República Democrática Alemana (RDA) tras el fin de la Segunda guerra mundial, el talento de un pintor que cruza al Oeste para vivir en libertad y zambullirse en las nuevas corrientes pictóricas y dejar aparcado el “realismo socialista” y su relación con el amor de su vida forman parte del “tejido fílmico” que el director alemán Florian Henckel (La vida de los otros, El turista…) va tejiendo en La sombra del pasado, de la que también es guionista.

Kurt Barnert (Tom Schilling: La dama de oro, Escuadrón letal, Panorama…) es un niño que observa como su tía Elisabeth, a la que le une un cariño especial, forcejea cuando varios enfermeros se la llevan a una clínica de la Alemania de Hitler para tratar sus supuestas excentricidades, que para él son poesía y vida. En la paranoia aria del dictador alemán, Elisabeth será una de las mujeres (ocurrió también a los hombres) que los médicos gasearán para evitar que sus genes “defectuosos” (así los consideraban los jerarcas nazis) pasaran a la siguiente generación y pervirtieran la pureza de la raza.

Con unos escenarios muy conseguidos y una fotografía de tonos pasteles muy adecuada, pasa el tiempo y Kurt se irá haciendo mayor en la RDA, dominada por los soviéticos, tras la guerra que asoló Europa. Su pasión por la pintura es atrevidamente ágil y vehemente y pronto encontrará a responsables del régimen que le encumbran como pintor muralista, lo que se dio en llamar el “realismo socialista”, que denostaba las corrientes occidentales del momento resaltando genéricamente al “pueblo obrero”.

Convencido de que “la verdad es siempre bella”, dirá, su vida cambiará cuando conoce a Ellie Seeband (Paula Beer: Diplomacia, Los diarios de Poll, Luis II…). Para ambos comienza un amor palpitante (varias escenas nos muestran su amor físico) hasta que aparecen los padres de ella. En la memoria de Kurt, salta inmediatamente el recuerdo de que el padre de su novia, el profesor Carl Seeband (Sebastian Koch: El puente de los espías, La jungla, La vida de los otros…), le une un pasado común lacerante.

Bien dirigidos los actores por Florian Henckel —que ya saltó a la fama por recibir varios premios cinematográficos, entre otros, el Oscar a la Mejor película de habla no inglesa en el 2007 por La vida de los otros—, el director alemán cuenta con la cuidada fotografía de Caleb Deschanel y la sugestiva y puntual banda sonora de Max Richter.

Los más de 30 años que Henckel recrea en su película, que se traducen en 188 minutos de metraje, nos llevan a consideran la conveniencia de haber abordado por separado cada una de las dos tramas principales del filme, o bien haber apostado más por una en detrimento de la otra. Así, las prácticas terapéuticas del profesor Seeband en la Alemania nazi y su protagonismo en la Alemania socialista de postguerra, sería una de ellas; mientras que el recorrido de Kurt, su vida con Ellie y su dedicación a la pintura dentro y fuera de la comunista RDA hubiera sido la otra.

Con todo, la propuesta fílmica del director alemán en La sombra del pasado es notable y satisfará al público que le gusta las historias que tuvieron la II Guerra mundial y las décadas de mediados del siglo XX como telón de fondo.

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