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Lady Off

Caratula de "Lady Off"

Crítica

Publico recomendado: Adultos

Inspirada y entrelazada con la obra de Shakespeare Ricardo III, Lady Off, dirigida por David Rodríguez y protagonizada por Marta Fuenar (ganadora del premio a Mejor Interpretación en Largometraje nacional en el Festival de Cine de Madrid) y Mateo Bosch -aquí bastante inconsistente-, explora los confines entre realidad y ficción, así como entre consentimiento y violación.

La película dibuja los ensayos de la obra Ricardo III de Shakespeare de una compañía de teatro off de Madrid, centrándose en la preparación de una escena particular, en la que Ricardo, presunto asesino del rey Eduardo de Lancaster, intenta ganarse los favores de la viuda del difunto rey, Lady Ana.

La escena, que se repite de forma casi asfixiante, presenta una Lady Ana en conflicto delante de las pretensiones de Ricardo, reflejando las luchas internas de su homónima aspirante actriz, la joven Ana que, no pudiendo dedicarse integralmente a la interpretación, llega a aceptar el incómodo papel que la “obliga” a actuar con el que entendemos es su ex novio.

El juego está en que el director de la obra (protagonizado por un relativamente logrado Yeyo Bayeyo, perfecta encarnación de la cultura alternativa de los teatros de vanguardia madrileños), insiste en que el personaje de Lady Ana -dentro del drama que vive y de su transformación- aparezca en la escena como un mero objeto del deseo y de las aspiraciones de poder de Ricardo, que acabará subyugándola física y psicológicamente.

Aunque David Rodríguez no consiga que empaticemos con el personaje de Ana -quizá por una falta de narrativa y de profundización de su figura-, doblemente víctima (en el teatro y en la realidad de la película) sí llega a tematizar una cuestión tan problemática como actual. Hablamos de abuso, límites, consentimiento, violación. No parece que David Rodríguez quiera ofrecer una solución al problema, ni un planteamiento de alguna forma original. Pero sí intenta abordar lo que pueda significar la libertad de respuesta y reacción, cuando las circunstancias parecen definir de antemano la situación: donde los deseos y los intereses entran en conflicto, la ley del más fuerte tendrá la última palabra.

Así, a pesar de actuaciones que poco nos tienen que decir (con exclusión de algún momento en que Marta Fuenar expresa una particular brillantez), y algún fallo de la puesta en escena, Lady Off bien escoge su tema y lo hace con una cierta dignidad, gracias al recurso a la inmensa obra de Shakespeare, cuyas evocativas palabras, intercaladas en nuestro mundo, nos hacen vivir un drama actual con la poesía de los grandes.

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