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Las invisibles

Caratula de "Las invisibles"

Crítica

Público recomendado: Jóvenes y Adultos

Realizada con varias mujeres que no son actrices profesionales, el filme Las invisibles, del director francés Louis-Julien Petit (Discount, Carole Matthieu…), nos cuenta el día a día en un lugar social de acogida para mujeres sin trabajo en Francia que, recordando al filme de Richard Gere (Invisible), nos acerca a personas cuya situación de soledad las predispone a adquirir enfermedades mentales que las incapacitan parcialmente en la vida social.

Audrey Scapio (Audrey Lamy: Todo para ser felices, La bella y la bestia, Los recuerdos…), Manu (Corinne Maseiro: El juez, 11.6, Suzanne…) y Béatrice (Brigitte Sy) dirigen este centro de día en un barrio populoso de una ciudad de Francia. A él se acercan mujeres desenganchadas de la actividad laboral que buscan encontrar trabajo y, principalmente, alguien que las acoja y, así, poder experimentar el afecto y el abrazo humanos.

Audrey vive por y para el trabajo y, como Manu y Beatrice, prueban todo tipo de actividades para relanzar personal y socialmente a las mujeres que van al centro (reuniones con agentes y empresas sociales de la zona, cursos, encuentros entre ofertantes de empleo y candidatas al puesto cuyo perfil se adecúe a la demanda de los primeros…). Muchas de estas acciones no fructifican pero siempre están dispuestas a empezar de nuevo. Y, en cualquier caso, son conscientes que algo siempre les pueden dar a “sus” mujeres: “acompañarlas en el día a día”, dirá Audrey.

El realizador galo Louis-Julien Petit, también coguionista de la cinta, propone este filme social que evidencia que siempre se pueden desarrollar actitudes que rindan en beneficio de los demás. Quienes las promueven reciben una compensación cuando han contado con personas que, a primera vista, no parecería que pudieran compartir algo más que problemas. Sin embargo, el compromiso desinteresado es susceptible de activar —en más o menos tiempo— a quienes parecen haber arrojado la toalla.

En Las invisibles, vemos en acto un creativo ejercicio persistente por llegar a recuperar mujeres desahuciadas de su misma dignidad. Para volver a alzarlas, las responsables del centro las impelen a manifestar sus aptitudes humanas y profesionales. No las ahorran su responsabilidad personal para ponerse en marcha, porque sería hacerlas dependientes, van dando siempre pasos con ellas provocando su libertad ante ellas mismas y ante la sociedad.

En esta aventura se ha implicado también Louis-Julien Petit, al elegir a mujeres que nos son actrices profesionales. El resultado es muy meritorio en forma y fondo y es un magnífico exponente de los filmes sociales franceses, muy pertinente para quienes trabajan para la comunidad en ong,s.

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