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Morir para contar

Caratula de ""

Crítica

Público recomendado: Jóvenes y adultos

Aunque comienza siendo autorreferencial, pronto el documental Morir para contarnos abre a la pantalla dramática en la que viven y mueren grandes reporteros de guerra.

Le debemos este veraz relato al reportero argentino Hernán Zin (Nacido en serie, Nacido en Gaza, Quiero ser Messi…) uno de los numerosos periodistas perjudicados en su fuero interno por su compromiso por contar guerras en distintas partes del mundo. Ha obtenido el Premio al Mejor Documental en español en la Seminci 2018 de Valladolid.

Sin ellos, no tendrían voz ni presencia hombres, mujeres y niños que sufren conflictos armados en la Tierra. Sin ellos, no habría rostros de sufrimiento ni llantos al perder a sus familiares, sus pertenencias y estar a expensas de los señores de la guerra, voraces para insuflar conflagraciones a cualquier precio.

En el documental de Hernán Zin, se confiesan una buena representación de reporteros españoles que han vivido o siguen viviendo en campos de batalla, siempre con el miedo en los huesos por saber si el que narran es el último día de sus vidas, como les ocurrió a Julio Fuentes, del periódico El Mundo, al fotógrafo José Couso (Telecinco), Ricardo Ortega (Antena 3) o Luis Espinal (Cover), este último torturado y asesinado en 1989 en Bolivia.

En los algo menos de 90 minutos de Morir para contar, escuchamos los relatos de experiencias de los reporteros y fotoperiodistas. Han recorrido Siria, Afganistán o algunos países africanos en conflicto. Al final, todos reconocen que han tenido miedo y, muchos de ellos, han sufrido o siguen sufriendo ataques de pánico cuando regresan a España. Hernán Zin y otros reconocen ante la cámara que ya no pueden volver a un trabajo que les apasionaba.

El documental está trabado con estas entrevistas y con retazos de momentos, donde el que graba, está a escasos pasos de donde ha explotado una bomba o se esconden de los disparos de los francotiradores. Recoge, además, grabaciones audiovisuales de los que murieron, como Fuentes. Denuncian que son objeto de persecución por parte de militares de los países donde operan o los que invaden, como fue el misil que lanzaron los norteamericanos contra el hotel donde estaba alojada la prensa, y aquellos lo sabían, que causó, entre otros, la muerte de José Couso.

Morir para contares un relato de no ficción que narra la vida y la muerte en el frente de batalla de los reporteros de guerra que, subrayan, han nacido para contar lo que debemos saber. Y, por eso, se lo agradeceremos siempre.

 

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