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Un pueblo y su rey

Caratula de ""

Crítica

Público recomendado: Jóvenes-Adultos

En la mayor parte de las ocasiones, los protagonistas, en el cine, son hombres y/o mujeres en los que pivota toda la tensión dramática. Pero en algunos relatos, es un pueblo quien ejerce de personaje colectivo para reivindicar cambios sociales. Es el caso de Un pueblo y su rey, de  Pierre Schoeller (Versalles, El ejercicio del poder…), donde el director galo narra los sucesos en los que cristalizó la Revolución francesa de 1789.

En esta aproximación al hecho que cambió la historia de un país (del que se sienten cumplidamente orgullos nuestros vecinos del otro lado de los Pirineos) que ha realizado Schoeller, autor también del guion, destaca el protagonismo de la mujeres en este levantamiento contra la monarquía y su participación en las deliberaciones de la Asamblea Nacional, lugar en el que centra buena parte de la acción, dado que se van encartando fechas significativas (aprobación de la Constitución, entre otras. Más tarde la aceptó el rey) hasta que este órgano decide la muerte por guillotina de Luis XVI que se produjo el 21 de enero de 1793 ante todo el pueblo, tras la cual la muchedumbre cantó La Marsellesa.

En este relato colectivo hay espacio para atender al amor entre Francoise (Adèle Haenel: La chica desconocida, Nocturama, Las flores de antaño...) y Basile (Gaspard Ulliel: Eva, 9 dedos, Solo al fin del mundo…) y es la primera quien elige al vagabundo sin familia que aparece en el París revuelto de entonces, aunque siempre es la trama colectiva la que comanda el filme. El guionista y director alude también a una vivencia cristiana entre los sublevados cuando trae a colación oraciones y prácticas católicas del pueblo en lo cotidiana.

Hay una buena dirección de actores. Por el contrario, la producción adolece de medios cuando se narran episodios revolucionarios en el filme, pues el movimiento de personas se recrea con voces de gente y las embestidas entre el pueblo y las fuerzas del orden no pasan de primeros planos en la mayor parte de las escenas. Como dijimos anteriormente, la acción dramática se da mayormente en las deliberaciones en la Asamblea Nacional, donde tienen el mayor protagonismo Robespierre, Marat y Danton, quienes postulan la muerte del rey (a pesar de haber jurado la Constitución) y, más tarde, de la reina, por la guillotina.

En Un pueblo y su rey, Pierre Schoeller realiza una relato sin fisuras favorable a los sublevados, sin  considerar, entre otras cuestiones, que Luis XVI juró la Constitución, o el levantamiento contrario a las tesis revolucionarios de la Vandée, que fue reprimido duramente con miles de muertos.

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