Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Vivir deprisa, amar despacio

Caratula de ""

Crítica

Público recomendado: Adultos

No es frecuente que se dediquen películas centradas casi exclusivamente en la homosexualidad, por eso choca que Vivir deprisa, amar despacio, de Christophe Honoré, realizador, guionista y escritor francés, ponga su objetivo en las relaciones entre hombres, que hacen alusión a carencias infantiles, promiscuidad elevada (con escenas incluidas) e intentos de amor y fidelidad, los menos frecuentes, entre personas del mismo sexo.

Jacques (Pierre Deladonchamps: El desconocido del lago, El hijo de Jean, Eternité…) es un escritor que vive en París junto con su hijo pequeño y que va buscando aventuras circunstanciales con hombres. En un desplazamiento a otra ciudad francesa, conoce a Arthur (Vincent Lacoste: Low Cost, El Skylab, Astérix y Obélix: al servicio de su majestad…), que vive en la Bretaña con Nadine (Adèle Wismes: Birth of a leader y series de TV) a la que afirma que ha descubierto también el amor por los hombres (¿argumento para su bisexualidad?).

En convivencia con otras relaciones, que nos muestran la promiscuidad homosexual, se va afianzando la relación entre Arthur y Jacques, que se hace más intensa cuando el SIDA avanza en este último, que vive apenado por los últimos días de su anterior pareja, Pierre (Clément Métaher: Después de mayo, Luces de París, La vita oscena…), enfermo también de SIDA, pero al que acompaña escasamente en la “despedida”.

Autor de novelas para jóvenes y adolescentes, Honoré (Mi madre, Canciones de amor, Metamorfosis…), también guionista, no ha rehuido temas polémicos en anteriores trabajos, como el suicidio, el VIH/sida o el incesto. En esta, persigue visibilizar el amor (también físico) entre personas del mismo sexo, a pesar de los escollos en este ámbito, pero apenas entra a considerar que infidelidades, promiscuidad y vivencias de la infancia (Jacques fue rechazado por sus padres y hermanos y el padre de Arthur se mató en un accidente de tráfico, del que este no se ha recuperado) lo hacen muy difícil y nada habitual. Contar únicamente un escorzo de esta cuestión y pasar de puntillas por las dificultades e incoherencias (las continuas salidas y viajes de Jacques dejan a su hijo de 11 años solo o en compañía de su madre biológica) es sustraer buena parte de la verdad. En suma, este recorte mira solo un aspecto de la realidad y, por tanto, el resultado es una imagen sesgada.

En favor del director francés, subrayar su buena dirección de actores y la fotografía Rémy Chevrin.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad